
Entusiasmado por mi entonces gran amigo, y gran conocedor de los muscle cars de los 70, Patricio Villegas de Santiago, fue que me aventuré a llevar mi dragón a la capital.
La oferta no dejaba de ser tentadora: una pintura completa de primerísima calidad pòr un pintor joven, pero de reconocida calidad( según Patito), a cambio de un tratamiento dental completo, realizado en mi entonces ilegal consulta (aun era estudioante de Odontología) y de correr con los gastos de materiales de la pintura.
El Pintor se llamaba Felipe( su apellido no lo recuerdo), tenía el taller cerca de la casa de Pato. Asistió religiosamente a las citas realizándose mas de 200.000 pesos en tratamiento, y llevándose abonos regulares para materiales hasta llegar a 130.000 pesos mas.
Con casi igual regularidad recibía los reportes de Patricio del avance de las labores; entendí que iba lento pero seguro. A los tres meses me voy dando cuenta que el pintor se empezaba a poner difícil de ubicar, temiendo lo peor, fui a ver el auto , constatando que el avance era nulo: solo desarmado el capot y el auto botado en un taller. Apreté clavijas y un mes después en vista de que la situación no cambiaba, fuia a buscar el auto.
Durante todo el día el pintor se anduvo arrancando, hasta que lo encontramos escondido debajo de una Hyundai H100, como el mas vulgar y rastrero de los ladrones. Prometió devolver el dinero de los materiales a la semana siguiente. Por su parte Patricio prometió insistir por la devolución...........nunca vi la plata y a la semana Patricio se olvidó de su compromiso ( considerando que daba reportes semanales casi del supuesto " avance " de la labor de pintura).
Doble moraleja:
Por el Pintor Felipe: " Al ojo del amo engorda el ganado"
Por el "amigo" Patricio " Mucho ruido y pocas nueces"
En la imagen se puede ver en el estado deplorable que fue devuelto.