
En la primera etapa, quien se preocupó de darle todos los ajustes que su mecánuca requería, fue mi gran amigo y profesional de primera línea Julio Salas Ortiz. Hizo un trabajo acucioso que incluyó desde un encamisado de motor para partir de pistones estándar, hasta arreglar la chapa de la guantera, siempre secundado, como un Luke Skywalker, por Arturito, mejor dicho por don Arturo, su brazo derecho.
En cuanto conoció la situación del pobre Dragón rescatado, inició las gestiones para ubicar a un desabollador bueno que pudiese hacerse cargo de iniciar un trabajo bien hecho en la carrocería de una vez por todas. El resultado: don Luis González, desabollador de la Peugeot en Viña del mar, quien se encargó domingo por medio en ir recuperándole la línea, de hacerle parches y sanar las heridas de este dragón, mal cerradas a punta de masilla.
Trabajo lento pero muy detallista que abarcó hasta la creación de unos soportes para evitar la torsión del parachoques delantero (tan común y el defecto estétipo mas recurrente en este modelo) y la eliminación de las ventanas que tenía este mismo parachoques para los intermitentes(asemejándolo al del modelo 74 que no llegó a Chile).
En la imagen se puede ver cómo
fue entregadoi para pintura
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